Tomar la decisión de ir a terapia no es fácil. Habitualmente tratamos de manejar los problemas que se cruzan en nuestra vida con las herramientas que tenemos, y eso puede ser suficiente en muchas ocasiones, pero las personas solemos ponernos mucha presión encima acerca de “tener que poder con todo”. En ocasiones, cuando una situación nos sobrepasa, incluso podemos sentir vergüenza o tratarnos de manera muy dura si vemos que nuestros intentos de resolver la situación no están funcionando.

Esto en muchas ocasiones desencadena que la persona valore ir a terapia después de llevar mucho tiempo arrastrando una situación difícil, o unos sentimientos y pensamientos muy dolorosos. Cuando eso sucede, habitualmente encontramos en terapia personas desesperanzadas, que nos dicen “esto no tiene solución”. Quiero decirte, que si la tiene, pero puede que necesites mirar la problemática desde un punto de vista diferente para llegar a soluciones que no te habías planteado antes. El ser humano es tremendamente flexible, con una capacidad de adaptación innata a su especie. Por eso, incluso si sientes que aquello que te hace sufrir lleva acompañándote muchos años, tu también puedes entrenar herramientas de cambio y adaptación que te permitan llegar a un espacio de serenidad y bienestar.

Si sientes que últimamente tus intentos de manejar el problema que te preocupa no te están dando resultado y algo se está atascando…

Si has estado pensando en ir a terapia antes pero lo has estado posponiendo..

Si una voz interna te dice que por muy mal que estés, no es para tanto, debes poder con esto solo/a y no debería estar planteándote ir a terapia…

Te animo a que te des y me des la oportunidad de que formemos un equipo para el cambio, ya que la terapia puede ayudarte a resolver la difícil situación que atraviesas mientras aprendes a tratarte de una manera amable, a valorar la persona que eres y a focalizar tu energía en construir una vida que realmente te guste.